Hace unas cuantas décadas atrás, las sillas de hierro cumplían la estricta función de asiento para hacer más cómoda la estadía en el bar mientras transcurrían las horas discutiendo con los amigos sobre fútbol o teniendo alguna entretenida conversaciónen. Actualmente, si bien ese uso no ha quedado del todo obsoleto, resulta un hecho frecuente encontrarse con las típicas sillas de cervecería de hierro plegables, en algún balcón abandonadas, en algún jardín o porque no en algún coqueto bar
Pero si queremos restaurarlas no hay que desanimarse , pues la cuestión es fácil de revertir en poco tiempo. Las dos situaciones más comunes a las cuales nos enfrentaremos son el óxido o la falta de pintura y el picado de la tabla. Para darle solución al primer caso debemos pasar intensamente una viruta por la superficie para así quitar la pintura o en su defecto el óxido. Una vez completado el paso, con un pincel, le daremos una mano de pintura esmalte para metales a toda la superficie de la silla.
Pero seguramente quien se decidió por incorporar a su espacio una silla de este tipo querrá que las mismas le den ese toque de color que el ambiente demanda, por tanto, si ese es el deseo, con una lija fina se raspará nuevamente toda la superficie y tras ello se podrá aplicar el color elegido: celeste, verde, rojo, negro, blanco, entre tantísimas alternativas.
En tanto, para solucionar el picado antes de dar curso al pintado final se deberá aplicar una capa de masilla para metales en la superficie de la tabla, el mencionado proceso tardará 30 minutos en endurecer; tras él lo ideal es lijar y una vez concluidos ambos pasos se podrá aplicar la pintura elegida sin inconvenientes.
Recordemos que cada vez que trabajemos con objetos o muebles antiguos la misión será lograr como resultado un producto clásico con un toque original.
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